Federico Torena es un apicultor de 45 años que enseña a indígenas y a criollos de Santa Victoria Este y de Rivadavia Banda Norte a producir el dulce néctar que las abejas extraen de las flores del monte ralo y seco.

Federico Torena es un jujeño de 45 años que anda llenando el Chaco salteño con la dulce miel del monte. Es un apicultor que enseña a indígenas y a criollos de Santa Victoria Este y de Rivadavia Banda Norte a producir el dulce néctar que las abejas extraen de las flores del monte ralo y seco.
Torena comenzó con el proyecto “Recuperación Verde” en febrero de 2021 a recorrer el monte salteño y a poco más de un año algunas comunidades ya obtuvieron las primeras cosechas de miel.
“Apostamos al desarrollo de la apicultura como producción sustentable en las comunidades beneficiarias del proyecto”, dice el sampedreño que logró enseñar a indígenas y criollos el dulce oficio de producir miel.
Enseñar a las familias campesinas tiene su complejidad; ahora, enseñar a las indígenas ya es como poner el mundo patas para arriba y ver qué sale. El hombre tiene una mirada particular de las cosas y a fin de mes ya tendrán las primeras cosechas de miel.
‘En Misión de La Paz ya sacamos un tambor, que son 300 kilos, de la comunidad lantawos. Y es una buena miel, de calidad, orgánica, pura y con gusto a monte; es muy especial. Yo estoy contento porque al final estamos logrando la resiliencia en las poblaciones originarias que están produciendo y que tienen una gran posibilidad de producir ingresos propios y genuinos. Eso es reconfortante”, dijo el hombre.
¿Cómo hizo para enseñar? hay que remontarse bien atrás en su historia.
Federico es nacido y criado en la ciudad de San Pedro de Jujuy, en el barrio Güemes.
Cursó su primaria en la escuela 393 “Tte Gral Jorge E Cáceres Monie” y la secundaria alternó entre una escuela técnica y la Normal “José de San Martín”.
Nada hacía prever su orientación hacia la apicultura.
Pero la vida lo juntó con Verónica Soletta, su compañera eterna. No saben responder cuándo se conocieron. Andan siempre juntos, pero no puede saber cuándo fue el día exacto en que cruzaron sus miradas. Es como que están así desde siempre.
Ellos saben que en el 94 comenzaron a noviar y en el 95 se casaron. Están a punto de cumplir 27 años de matrimonio y todos estos datos son importantes porque de ahí salen los motivos del oficio de Federico.
Cuando estaban de novios, al poco tiempo, Verónica quedó embarazada y tuvieron que buscar una salida labora de urgencia.
“Yo salí del secundario y mi papá (Mario César) era el director del Centro de Educación Agrícola San Pedro y me metió a trabajar de lo que haga falta. Arreglaba cosas, limpiaba pisos; comencé desde muy abajo. En el 95 quedamos embarazados y mi viejo me dice que haga los cursos de apicultura. Así aprendí rápidamente a ir al INTA y a las fundaciones. Con todos los cursos comencé a trabajar de docente en esa escuela. Hasta ahora sigo allí. Antes no era fácil estudiar porque no había internet así que debíamos buscar libros, fotocopiarlos; además estaban en otros idiomas y teníamos que traducir. Era horrible. Ahora con internet todo es fácil”, dijo el sampedreño.
Mario, fanático de la Banda, le puso Enzo al primer nieto que ahora tiene 26 años. Luego vino Lucía de 22 y Santino de 12. También está Guadalupe de 19 años.
Por supuesto que también comenzó a tener sus colmenas. Primero en el predio del colegio, luego comenzó a buscar puesteros que le presten un lugar y así fue produciendo su propia miel que se llama “Lela”, como le dicen sus hijos a su mamá María Isabel Segovia.
“El trabajo de apicultor no es tan complicado. Uno va periódicamente a ver las colmenas, ve el estado sanitario, controla la reserva alimenticia que es la miel y el polen mismo, hay que ver si tienen agua disponible, hay que cortar el pasto en la zona y que los cajones estén en buenas condiciones porque en el campo siempre hay animales. Uno puede ir cada semana o cada 15 días. Ahora bien, enseñar apicultura es otra cosa y enseñar en los territorios es mucho más apasionante”, dijo Torena.
“El mayor problema que tienen quienes aprenden apicultura en cualquier lado es que no tienen financiamiento ni ayuda para cuando quieren comenzar a ser productores. Desde Pronorte, la Asociación ACDI y Cooperativa Coopsol brindan ese acompañamiento a los productores del Chaco. Y eso es fundamental para comenzar a trabajar y tener luego ingresos genuinos”, dijo Federico Torena.
“Yo comencé con esto de enseñar en territorio recién ahora con las comunidades del Chaco salteño. A esa zona la estudiamos y entendemos que tiene un potencial productivo muy grande, que tanto criollos como indígenas pueden hacerlo en un terreno que prácticamente virgen. El monte es tan grande que podríamos enseñar a más familias, pero no puedo dejar de enseñar en San Pedro. En el futuro ya se verá qué hacemos, pero esto de enseñar a las comunidades en el Chaco me partió la cabeza y me apasiona”, dijo Federico.
Metodología
Quizás lo más difícil fue trabajar enseñando a los indígenas. Pasar de ser recolector a cosechar miel es un cambio total de la forma de ver la vida.
“Yo tengo un intérprete (Florencio María) que es medio criollo, medio indígena, y que entiende algunas cosas que nosotros que vamos desde afuera menos entendemos. Entonces Florencio utiliza metáforas, analogías y ejemplo con animales de zona porque ellos tienen el conocimiento de dónde está la miel, cuál es la mejor madera en donde están escondidas, pero no saben cómo manejarlas. Y los criollos tienen también sus otras particularidades que son a veces divertidas y otras que son muy duras de cambiar. Yo trabajo con 87 productores que son 87 familias. De ese número un 60% son criollos y el resto son aborígenes. El mayor número lo tengo de Alto de La Sierra con wichis y lantawos. Lo que tiene de bueno este proyecto es que todos están produciendo y cada uno con su particularidad. Yo siempre aprendo de quien enseño y en este caso aprendo mucho los indígenas porque salimos a cazas abejas, buscamos rastros, caminamos el monte, analizamos las flores; es muy hermoso trabajar con ellos”, dijo el profesor de la miel.
Sobre la fundación
Pronorte cuenta con más de 12 años de experiencia, articulando acciones en el norte argentino, Gran Chaco Americano y en la Zona de Integración del Centro Oeste Sudamericano, a través del desarrollo y ejecución de programas y proyectos de complejos productivos agrícolas; fortalecimiento institucional; democracia, derechos humanos y participación ciudadana; sustentabilidad, medio ambiente y cambio climático; innovación, capacitación e inclusión social.
Su estrategia institucional se enmarca en la articulación civil, público y privado, para impulsar el desarrollo integral con impacto colectivo y sostenible, con especial énfasis en los más vulnerables.
El proyecto “Recuperación Verde” está cofinanciado por la Unión Europea, tiene una duración de 36 meses y se implementa en comunidades originarias y criollas de Santa Victoria y Rivadavia Banda Norte (Salta) y Santa Bárbara, San Pedro y Ledesma (Jujuy), fortaleciendo tres cadenas de valor: ganadera/caprina, apícola y artesanal, con el fin de desarrollar modelos productivos basados en la naturaleza, acceso a la conectividad y tecnologías digitales para superar las limitaciones del aislamiento de comunidades campesinas, criollas y originarias, desarrollar capacidades productivas y de vinculación con el mercado a través de la alianza con cooperativas y empresas. El proyecto tiene además un fuerte enfoque de género e inclusión de las mujeres y juventudes rurales en las tres cadenas productivas.
Se prevé construir un entramado bajo el modelo de “Impacto Colectivo”, que permite a los actores tener una agenda común y mediciones compartidas, una comunicación continua y espacios de coordinación de actividades.
La Fundación Pronorte integra el Consorcio de Instituciones junto a la Asociación Cultural para el Desarrollo Integral (ACDI) y la Cooperativa COOPSOL; además de la Fundación Chaco, Redes Chaco. Todas estas fundaciones que conforman el Consorcio firmaron un convenio de trabajo por “Recuperación Verde” con los gobiernos provinciales de Salta y Jujuy, como asociados.
El Tribuno Salta