Hasta ahora, estos estallidos habían sido descubiertos a cientos o miles de millones de años luz de distancia .

Por primera vez desde que fueran descubiertos en 2007, los científicos han podido detectar un estallido rápido de radio (FRB por sus siglas en inglés) dentro de la Vía Láctea y no a cientos o miles de millones de años luz de distancia, como los anteriores.
Entre todas las emisiones que recibimos de “ahí fuera”, los FRB son sin duda las más misteriosas e impresionantes. De hecho, se trata de las señales más escurridizas y potentes jamás detectadas en el espacio, y aunque duran apenas unos pocos milisegundos pueden generar, en ese breve tiempo, la misma cantidad de energía que 500 millones de soles. Hasta ahora, nadie ha logrado averiguar qué clase de sucesos podría ser capaz de producir ondas de radio de tan extraordinaria intensidad.
La primera vez que se supo de su existencia fue en el año 2007, y desde entonces astrónomos de todo el mundo han tratado de «cazar» esos brillantes e inesperados destellos en el firmamento. Se trata, por supuesto, de una cuestión de suerte, ya que los FRBs son imposibles de predecir y la única forma de detectarlos es que los instrumentos estén observando continuamente, con la esperanza de que uno de esos breves eventos se produzca dentro de su radio de acción.
¿A qué podrían deberse estos gigantescos fogonazos de radio? Los estudios más recientes apuntan a posibles estrellas de neutrones, pero otras hipótesis incluyen agujeros negros, púlsares con estrellas compañeras, implosiones de cadáveres estelares, magnetares o, incluso, emisiones de civilizaciones alienígenas avanzadas. Lo único cierto es que cuando se trata de FRBs, nada es seguro, y el misterio sobre estas poderosísimas ráfagas de radio se hizo aún más profundo cuando se empezaron a encontrar FRBs “repetitivos” , esto es, que enviaban una y otra vez la misma señal en periodos concretos de tiempo.
El primer FRB en nuestra galaxia
Ahora, por fin, se ha encontrado lo que a todas luces parece ser el primer FRB “casero”, con su punto de origen dentro de nuestra propia galaxia. Y parece venir, según informa Science Alert , de un magnetar (un tipo de cadáver estelar) llamado SGR 1935 + 2154. Aunque los estudios son aún preliminares, muchos creen que este hallazgo podría ayudar a resolver el misterio de esas poderosas señales de radio procedentes del espacio profundo y que llevan años desconcertando a los astrónomos.
Fue hace apenas unos días, el pasado 28 de abril. Radiotelescopios de todo el mundo vieron como esa estrella muerta emitía, durante apenas unos milisegundos, una única y poderosísima explosión de ondas de radio increíblemente brillantes. Tanto que podrían detectarse perfectamente incluso desde una galaxia lejana. Además, varios observatorios detectaron en el mismo punto, también, una brillante emisión de rayos X.
En estos momentos, los investigadores siguen analizando los datos, pero la mayoría de ellos está de acuerdo en que ese magnetar en concreto es la fuente de la que procede el estallido rápido de radio.
Los magnetares son un tipo de estrella de neutrones de lo más extraño. Una estrella de neutrones está formada por los restos increíblemente densos que quedan después de que una estrella muy masiva se convierta en supernova. Pero los magnetares, y de ahí su nombre, poseen campos magnéticos que son hasta 1.000 veces más potentes que los de una estrella de neutrones convencional. Algo que aún no se comprende bien, pero que desde luego tiene interesantes efectos en el comportamiento de la estrella misma.